La abundancia de opciones en la era digital ha cambiado por completo la manera en que las personas buscan pareja. Antes, las relaciones solían surgir dentro de círculos sociales, laborales o familiares, lo que limitaba las posibilidades de elección. Hoy, gracias a las redes sociales y aplicaciones de citas, las opciones parecen ilimitadas. Con solo deslizar un dedo, es posible acceder a cientos de perfiles de personas con distintos intereses, profesiones y estilos de vida. Sin embargo, esta facilidad también ha traído consigo un fenómeno inesperado: la sobreexigencia y las expectativas poco realistas.
Por un lado, al tener tantas opciones disponibles, algunas personas pueden sentirse tentadas a buscar constantemente algo “mejor”. Si una relación no es perfecta desde el inicio o si surgen pequeñas diferencias, es fácil pensar que hay alguien más adecuado a solo unos clics de distancia. Esto puede hacer que muchas mujeres (y hombres también) caigan en el llamado “síndrome del escaparate”, en el que las parejas se eligen como si fueran productos en una tienda, descartando rápidamente a cualquiera que no cumpla con una lista de requisitos idealizados.
Al tener tantas opciones disponibles, algunas personas pueden sentirse tentadas a buscar constantemente algo “mejor”.
Además, la influencia de las redes sociales ha distorsionado la percepción de lo que es una pareja “ideal”. Las imágenes de relaciones aparentemente perfectas, llenas de momentos románticos y sin conflictos, pueden generar expectativas irreales. Algunas mujeres pueden llegar a creer que su pareja debe cumplir con estándares estéticos, financieros o emocionales difíciles de alcanzar en la vida real. Esto no significa que esté mal aspirar a lo mejor, sino que es importante diferenciar entre expectativas saludables y exigencias poco realistas basadas en una versión idealizada del amor.
También está el fenómeno del “efecto Tinder”, donde la inmediatez de las interacciones genera una cultura de gratificación instantánea. Muchas personas esperan que la chispa y la compatibilidad sean inmediatas, sin dar tiempo a que una conexión real se desarrolle con el tiempo. Si la conversación no fluye de inmediato o no hay una atracción instantánea, es común que descarten a la otra persona sin darle una verdadera oportunidad.
Este exceso de opciones y expectativas elevadas puede hacer que encontrar pareja sea más difícil de lo que parece. Muchas personas terminan sintiéndose insatisfechas o frustradas porque ninguna relación parece cumplir con sus expectativas. En algunos casos, incluso pueden llegar a evitar comprometerse por miedo a conformarse con menos de lo “perfecto”.
En conclusión, aunque tener más opciones para encontrar pareja puede parecer algo positivo, también puede hacer que algunas personas se vuelvan más exigentes y menos dispuestas a construir una relación de manera orgánica. La clave está en encontrar un equilibrio: es importante tener estándares y saber lo que se busca en una pareja, pero también ser realista y valorar las conexiones genuinas por encima de la perfección superficial.
